La
semiótica, del griego σημειωτικός, o semiología es la disciplina
general que estudia los distintos sistemas de signos, su
significado y sus contenidos.
No se
puede hablar de cultura o de comunicación sin tener en cuenta
las ideas semióticas. La semiótica visual, con sus
análisis del cine, de la televisión y del mundo de la
publicidad, ha alcanzado un desarrollo extraordinario. La
tendencia general es la menor presencia de contribuciones
basadas en los modelos semiológicos de tipo lingüístico que se
ven sustituidas por aportaciones en las que aparece un concepto
extenso del signo, visto ahora más como signo cultural. La
semiótica pasa a ser un lugar, un objeto de encuentro
multidisciplinar (Pozuelo, 1999:65).
![]() El campo
de la semiótica es tan extenso y variado que prácticamente todas
las expresiones del saber humano y todas sus actividades pueden
ser analizadas desde esta perspectiva. Habría que distinguir entre
un uso instrumental, metodológico, del concepto frente a
propuestas más inclinadas a la reflexión epistemológica.
Porque los estudios semióticos no pueden reducirse a un método
mecanicista que se utiliza como una plantilla en la que se vuelcan
los datos y se obtienen unos resultados. Superado el paradigma
formalista-estructuralista, hace años que se profundiza en
aspectos mucho más trascendentes. Las últimas tendencias teóricas
así lo demuestran. Hablamos, pues, de otro giro semiótico
(Fabbri, 1998).
Hoy domina
la ideología de la productividad y de la eficacia (la tan traída y
llevada competitividad) que valora especialmente las
ciencias físico-matemáticas y las investigaciones científicas que
mejoran la producción. Sin embargo, seguimos preguntándonos por el
sentido del hombre y aquí parece claro que las ciencias
humanas tienen mucho que decir (y mucho que producir…).
Un país
competitivo es aquel que apuesta sin miedo en todos los campos del
saber, el que se asienta en un conocimiento pragmático,
utilitario, con un alto rendimiento económico que ha provocado un
desmesurado desarrollo material de las sociedades industriales,
pero que también se apoya en la reflexión histórico-filosófica,
poética, psicológica o artística, con menor beneficio económico a
corto plazo pero con unas rentas inconmensurables, que obtienen su
fruto al madurar las jóvenes generaciones que hoy miran el futuro
con expectación y optimismo, como siempre ha hecho la juventud,
pero con un gran despiste mental, espiritual, humano.
![]()
La identidad ha sido la categoría dominante en el
pensamiento occidental. Habría que cuestionar esa posición
privilegiada y buscar la emancipación de la especie humana y sus
signos desde la solidaridad. Parece necesario un cambio
que se asocia inevitablemente con la apertura a los demás para
salvarnos, todos, de una catástrofe global presentida y largamente
anunciada pero todavía evitable.
Citas
FABBRI,
Paolo (1998), El giro semiótico. Traducción de Juan
Vivanco. Barcelona: Gedisa, 2000.
LOTMAN,
Yuri M. (1970), Estructura del texto artístico. Traducción
de Victoriano Imbert. Madrid: Istmo, 1978.
PONZIO,
Augusto (1998), La revolución bajtiniana. El pensamiento de
Bajtin y la ideología contemporánea. Edición y traducción de
Mercedes Arriaga. Madrid: Cátedra.
POZUELO
YVANCOS, José María (1999), ”La Asociación Española de Semiótica
(AES.): Crónica de una evolución científica” Signa.
Revista de la AES, 8 (1999), 54-69
TARASTI, Eero
(2001), Existential semiotics. Bloomington: Indiana
University Press
|